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La Plata, Buenos Aires

martes, 22 de septiembre de 2009



Hace ya unos meses, cuando escribíamos la primera entrada de este blog, decíamos que no parabamos hasta que el INDEC mida el índice de alegría, y parece que podemos ilusionarnos: el presindente de Francia, Nicolas Sarkozy, pidió que el PBI mida la felicidad, probablemente después de emocionarse con el Cirque du Soleil ("como un payaso que canta..." ) o de una sobredosis de Zygmunt Bauman, dado su reclamo de "terminar con la religión de las cifras" que mostraban "un crecimiento que destruía mucho más de lo que construía".
Parece que esto viene en serio, según puede leerse en las notas de El País (España) o La Nación, en las que se afirma que el presidente europeo va a intentar imoner en la próxima cumbre del G-20, una nueva forma de medir el crecimiento económico, que incluya variables como la felicidad, el bienestar y el capital ecológico sustentable. No estaría mal, ¿no? Como dice Eduardo Galeano en El Libro de los Abrazos:

"Dónde se cobra el Ingreso per Cápita? A más de un muerto de hambre le gustaría saberlo.

En nuestras tierras, los numeritos tienen mejor suerte que las personas. ¿A cuántos le va bien cuando a la economía le va bien? ¿A cuántos desarrolla el desarrollo?
"

 No es por apoyar a Sarkozy, de quien sabemos poco y desconfiamos mucho, pero nos parece interesante que se ponga en discusión una cosa como esta en semejantes círculos de poder. Después alguien dirá que esto no es más que un poco de baselina para poder seguir con el abuso, pero... a los muchos que se llevan la peor parte les vendría bien que duela un poco menos. Por otra parte, problematizar estas cosas (tan naturalizadas) es fundamental para transformar la cultura del numerito.

Les dejamos un fragmento de Amor líquido, de Bauman, para que se queden rumeando (¿como Sarkozy?), y si tienen ganas se animen a dejar su opinión:
"Mientras consumir (y gastar) más que ayer pero (así se espera) menos que mañana siga siendo el camino soberano hacia la solución de todos los problemas sociales, y mientras el cielo sea el único límite para el poder magnético de las sucesivas atracciones consumistas, los cobradores de deudas impagas, las compañías de seguros y los inadaptados carcelarios seguirán siendo los mayores contribuyentes al crecimiento del PBI. Es imposible medir con exactitud el enorme y creciente papel que juega en el crecimiento del PBI el estrés emanado de las preocupaciones que consumen nuestras vidas de modernos consumidores líquidos."

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