Y volver volver, a tus brazos otra vez...

Bueno gente, ya está tudo bom, tudo legal, así que se levanta la persiana nuevamente y queda abierto el espacio las 24hs de domingo a domingo. La vuelta incluye algunas incorporaciones como la dirección .com.ar, o el uso de Twitter y Netvibes (a los que se pueden acceder a través de las barras).

Fue un invierno largo, pero ya asoma la primavera, así que hay que empezar a sacarse la modorra y mover-se un poco. Pasaron muchas cosas mientras estuvo la persiana baja: desde un mosquito asesino hasta la legalización del consumo de marihuana (estámos hablando del faaaaaaaaaaaasoooo), pasando por una "pandemia" bastante ineficaz, una invasión de fútbol en las casas los fines de semana, el pedido de crucifixión de D10S por parte de muchos de sus fieles, un revival del affaire Belinson-Solari, la primera FLIA en La Plata, y algunos adioses muy tristes como el de Alorsa (de La Guardia Hereje) o el de Ramiro Musotto (genial percusionista entre otras cosas).

Pero por muchas ganas que den de ponerse a hablar de estos temas (están invitados a dejar comentarios al respecto, en todo caso) vamos a dar vuelta la hoja y dar por comenzada la segunda parte de este antojo. A tal fin, les dejamos el tango Doña Fiaca, de Elaida Blázquez, una perlita ociosa y revolucionaria (así también lo consideraron los militares, que prohibieron la difusión por resolución del COMFER N° 17 de fecha 14 de junio de 1978).

Doña Fiaca


La fiaca no es pereza, no es descanso,
es una sutileza de algo más.
Una melange de todo a nuestro modo,
un razgo del del folklore nacional.
La fiaca, es una filosofía
de la antigana de no hacer, del no querer,
la diosa del desgano y de la cama
y la "madam" de la comodité.

Y convengamos que es un poco pastenaca
aquel que nunca le da la fiaca.
Hasta el mismísimo Minstro de trabajo
su golpe bajo debe amagar.
La gente fina la bautiza en su lirismo
como ausentismo, pero es lo mismo
y doña fiaca es una mina que domina,
en casa, en la oficina y en toda la nación.

Si alguno ha pensado en vacunarse,
lo siento pierde el tiempo sin razón.
La fiaca, sin remedio, va a atacarle
porque es igual al virus de Hong Kong.
No teman, el mayor de los incordios
serán las ganas que le den de apoliyar.
Si en alguien el boztezo se hace gordo,
llamen al tordo que lo va a curar.

Y convengamos que es un poco pastenaca
aquel que nunca le da la fiaca.