El encuentro entre la espontaneidad y el marketing

"El rock es pararse sobre el mundo y querer cambiarlo. Es un grito de libertad frente a un sistema que busca idiotizarte. El rock le grita al Mundo y al Poder su verdad. El poder escucha ese grito, lo graba, saca un CD, organiza una gira, vende remeras y espera que el rock vuelva a gritar."
Peter Capusotto

Hoy les traemos un documental, que van a poder encontrar al final de la entrada, que cuenta lo que dice el título. Nos enteramos de su existencia gracias al libro No Logo, de Naomi Klein, en el que lo describe como "un documental sobre cómo el descubrimiento del sonido Seattle transformó un entorno espontáneo y duro en una fábrica internacinal de contenidos de la cultura juvenil". Acá les contamos algo más de lo que se trae, contextualizamos con Capusotto y Klein, y les pasamos la cinta.

Hype! es un documental del `96, dirigido por Doug Pray, sobre el auge del grunge-rock en Estados Unidos durante la primera mitad de la década de los noventas. A través de mucho material inédito, de entrevistas y recitales raros, recorre los pasos del género que empezó como "reoluvionario" y se terminó convirtiendo en otro (efímero) fenómeno de la cultura pop.

El nombre, en castellano hipérbole, una figura retórica que consiste en exagerar completamente algo, se refiere a la exaltación desmedida que los medios hicieron del grunge, como marco de su industrialización masiva. El documental cuenta la historia desde la mirada de los protagonistas de la escena grunge, procurando disipar algunos mitos creados por la hiperbolización mediática. Entre las bandas que aparecen en las entrevistas y recitales, están Nirvana, Soundgarden y Pearl Jam.

En el mismo texto que citábamos al principio, Klein dice estas interesantes palabras sobre el fenómeno que trabaja el documental:

"Lo que se vendió en Seattle y en todas las subculturas que tienen la desgracia de ser detectadas por los cazadores de lo cool fue una idea de cómo hacer las cosas por sí mismos, de la lucha de las firmas independientes contra las grandes empresas y sobre cómo negarse a aceptar la máquina capitalista. Pero pocas personas de aquel ambiente se preocuparon de expresar estas ideas en voz alta, y Seattle -desde hace tiempo muerto y olvidado, como una moda sustituta- constituye ahora una advertencia sobre la razón de que el escamoteo del espacio cultural encontrara tan poca oposición desde comienzos hasta mediados de la década de 1990. Atrapados por la ironía y cargando un bagaje excesivo de cultura pop, ninguno de estos antihéroes podía comprometerse con una posición política clara y sólida."