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La Plata, Buenos Aires

viernes, 20 de agosto de 2010


Hoy se presenta Sangre en las tierras de Navarro, una obra de teatro que imagina un encuentro entre Lavalle y Dorrego, momentos antes del fusilamiento de este último. Es a las 21.30, en el Centro Cultural Teatro Estudio (3 Nº 386 entre 39 y 40), con las actuaciones de Juan Pablo Pereira y Gustavo Portela en los roles principales. Les dejamos la nota de Diagonales.

Esta obra formó parte del Ciclo El Teatro y la Historia del año 2008, para el cual el director Gastón Marioni fue convocado, y a quien le asignaron esta pieza escrita por Jorge Rodríguez: “Nos conocimos con el autor, trabajamos mucho sobre el texto y arrancamos nuestro trabajo. Se hicieron una serie de funciones sobre ese ciclo y como la obra nos gustó mucho y tuvo buenas repercusiones, dos años después, con el elenco cambiado, volvemos a reestrenarla modificada, con algunos ajustes y agregados con respecto a aquella primera versión”, fue lo que le explicó Marioni a Diagonales.

–¿Le resultó más complicado encarar un proyecto en base a un hecho verídico?
–Antes que eso, la mayor dificultad fue trabajar con un texto de otro. Yo soy dramaturgo y generalmente dirijo mis propios textos, así que esto tuvo ese condimento extra, de trabajar junto a otro dramaturgo con su texto, cuidando su palabra, su línea narrativa, y encima de eso una ficcionalización sobre datos o hechos reales y eso tal vez fue lo más complicado.

Lo interesantísimo del texto de Jorge Rodríguez es que justamente todo lo narrativo que sucede teatralmente es una gran ficción porque en realidad Lavalle y Dorrego nunca se vieron momentos antes del fusilamiento de Dorrego. Ellos sí tienen un pasado en común, que es que fueron amigos, hasta íntimos en el pasado, puesto que las familias de ellos vivían cerca y se criaron prácticamente juntos. Y lo dramáticamente interesante es como la historia gira y años después, en 1826, Lavalle firma la orden de fusilamiento de su "amigo" por una línea divisoria de unitarios y federales, de lo que fue el unitarismo y federalismo como línea ideológica de creación de una Nación.

–¿La definiría como una obra histórica?
–Yo creo que es una obra que junta historia y ficción, o una ficcionalización histórica, porque tiene un 50 por ciento de los hechos reales, lo único no real es que ellos se hayan encontrado, y el dramaturgo le da la opción a los personajes y eso es bueno: ¿qué hubiera pasado si se hubieran encontrado? ¿Qué le habría dicho Dorrego a Lavalle? ¿Y cuáles habrían sido los fundamentos para defender tremenda obra de fusilar a una persona? Lo interesante es como se silencia ese pasado compartido hasta que en un momento en el transcurso de la obra ese silencio se quiebra y es inevitable que tengan que reconocer ese afecto tan íntimo que en algún momento los unió.

–Como director y como espectador ¿cree que al público le atrae más una pieza basada en un hecho histórico?
–En esta obra en particular creo que sí. El teatro es un lenguaje y siempre lo que tiene de atractivo es escuchar o ver con otros lentes algo que tal vez ya conocemos, porque todos en algún lugar de nuestro pasado hemos leído o estudiado algo de lo que fue la Revolución de Mayo, de la muerte Dorrego, entonces asistir al hecho teatral y ver eso que uno conoce pero tamizado desde otra mirada, lo hace más atractivo y me parece más atractivo todavía que no sea meramente histórico, que haya una teatralizacón, una reflexión y una mirada dramatúrgica, que siempre tiene una ideología. Está bueno ver desde otro lado algo que todos conocemos.

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