Alberto Cortez, el duende de las cosas
Quizás a muchos de ustedes no les guste Alberto Cortez, y hasta capaz que no saben quién es. Pero lo cierto es que Castillos en el aire es la primera canción "no infantil" que me fascinó de purrete (gusto doble además porque lo compartía con mamá), así que va el post igual con la entrevista que le hizo Diagonales. Se presenta el sábado en el Podestá.
Si algo caracteriza entre otras cosas al tango, es cierto aire melancólico que lo rodea, aunque este no siempre quede explicitado en las letras. Hay artistas de distintos géneros que se mueven a la perfección y retratan como nadie ese universo poético, que nace a partir de ese sentimiento que genera en quienes lo sufren una tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente. Manuel Moretti de la banda platense Estelares es uno de sus principales exponentes a nivel nacional y dio muestras de ese sentir en una canción de Una temporada en el amor, el último CD del grupo: “Le dí mi vida a las canciones y no me arrepiento/ los recuerdos que hacen mal quieren de mi/ lo que yo ya no puedo/ Melancolía, aquí otra vez porque/ no has tenido bastante/ yo no sé qué quieres de mi/ tal vez haya sido un farsante”.
Claro está que muchas veces ese sentimiento muta en nostalgia ante el recuerdo de una dicha perdida. Orillando entre ambos se mueve el músico y compositor argentino Alberto Cortez, quien a lo largo de su carrera supo retratarlos como nadie: “Y el abuelo entonces,/ cuando yo era niño,/ me hablaba de España,/ del viento del norte,/ de la vieja aldea/ y de sus montañas./ Le gustaba tanto/ recordar las cosas/ que llevo grabadas/ muy dentro del alma,/ que a veces callado,/ sin decir palabra,/ me hablaba de España” (“El abuelo”) o “Con el correr de los años,/ con los pantalones largos/ me llegó la adolescencia./ Fue a la sombra de mi árbol,/ una siesta de verano,/ cuando perdí la inocencia./ Luego fue tiempo de estudio,/ con regresos a menudo/ pero con plena conciencia/ que iniciaba un largo viaje,/ sólo de ida el pasaje/ y así me ganó la ausencia./ Mi árbol quedó/ y el tiempo pasó.../ Hoy bajo su sombra/ que tanto creció.../ tenemos recuerdos/ mi árbol y yo” (“Mi árbol y yo”).
Esas serán apenas dos las canciones que el próximo sábado, a las 21.30, el músico cante en su reencuentro con el público platense y en el marco que siempre ofrece el Teatro Coliseo Podestá (calle 10 e/ 46 y 47). “Lo que lamento es que hayan hecho el Teatro Argentino de La Plata y lo tengan tan dedicado a lo que los culturosos llaman ‘la gran cultura’. Me hubiese encantado cantar allí de todas formas, el Coliseo Podestá tiene muchos motivos para tener un orgullo muy grande de cantar ahí”, comentó a Diagonales desde España y previo a su desembarco en Argentina el cantautor, circunstancia que se dio el pasado fin de semana con dos shows en el Teatro Coliseo de Buenos Aires.
¿Shows?, ¿está bien hablar de shows? “A mí la palabra show no me gusta, cuando se dice ‘voy a hacer un show’ parece que uno va a salir con diez minas en pelotas. Entonces los que vamos a presentar en La Plata y en esta gira por Argentina, un disco nuevo que se llama Tener en cuenta, y del cual algunas partes fueron grabadas en Buenos Aires, otras en México y el resto en Madrid. Ese disco, no quisiera decirle póstumo porque me suena un poco fea la palabra pero es el último evidentemente que he hecho y ya dependo de las ganas que tenga de seguir escribiendo”, aclaró Cortez dejando bien en claro que se tratan de recitales “en el que estarán los temas nuevos, es un recital en toda su regla”. En su paso por Argentina llegará acompañado de una banda especialmente armada para la ocasión: “Voy a presentar un grupo que me acompaña, esta vez no van ha ser conciertos de cámara, por el contrario voy a llegar con un grupo musical que me ha montado y que ha preparado Néstor Ballesteros, un pianista fantástico y además un gran músico”.
Desde este lugar del mundo, muchas veces se cree que en Europa los artistas son tratados de un modo distinto, mejor, que son respetados. Eso parece no estar ocurriendo en España y al respecto el autor de “Callejero” y “Castillos en el aire” refirió: “Aquí en España la cosa está cada vez más fea para los cantautores, hay una especie de revuelta por parte del gobierno que ayuda solamente al cine, y a todos los demás que nos den por dónde quieran darnos. Es una realidad terrible y estoy bastante desilusionado con este asunto”.
¿Y qué se siente volver después de dos años? “Siempre ir a Buenos Aires e ir a la Argentina en general es un ejercicio espiritual para mí, un ejercicio de ilusión, un ejercicio de ganas de acercarme a una gente. Porque no hay gente que tenga una sensibilidad más afín a mi que los argentinos. Obviamente, yo no nací en Japón”.
Alberto Cortez grabó sus primeros discos en Bélgica en 1960, hace ya 51 años y cuando tenía 20 de edad. ¿Recuerdos? “Si yo pudiese transformar los recuerdos en cosas sólidas sería pasar de mano en mano un montón de emociones, un montón de cosas que viví en aquellos años, cuando era muy joven y tenía a parte de la juventud un desparpajo importante, había muy pocas cosas que me importaran mucho, era fundamentalmente un ‘chabal’, que lo que quería era tener un coche deportivo en la puerta y una señora estupenda en la cama. Pero después el tiempo fue delineando o produciendo otro tipo de artista, sacando lo que mejor puedo hacer y poniéndolo en la realidad”.
Todos aquellos que deseen recuperar esos instantes en los que algunas vez fuimos felices, deberán acercarse el sábado al Coliseo Podestá. Cortez agradecerá el gesto en persona como lo hace al finalizar la entrevista: “Gracias por tu llamada y gracias por tenerme en cuenta”.
gentes como ALBERTO, la vida deberia dejarlos vivir eternamente.un abrazo por dejarnos tantos buenos sentimientos envueltos entre tus notas.hasta siempre campeon.
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