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La Plata, Buenos Aires

domingo, 31 de julio de 2011

Entrando al sitio oficial de La Valvular se despliega un cartel que dice que el nuevo disco de la banda se puede conseguir en todas las tiendas Musimundo y que se puede obtener más información en el sitio de Sony. No es muy común por estos pagos que una banda tenga un contrato con un sello de alcance nacional. Por eso, entre otras cosas, es interesante leer la entrevista a Bricio Bruno, líder de LV, de Francisco Lagomarsino (Falso Primer Ministro) para el diario El Día. Entre otras cosas, cuenta que hay decisiones artísticas, como el orden y la cantidad de temas, que quedan en manos del sello.

Vía El Día
"Todavía recuerdo el día en que firmamos el contrato con Popart; en la esquina del Obelisco nos abrazábamos, llorábamos, gritábamos, nos tirábamos al piso... La gente pasaba y nos miraba como preguntándose '¿de dónde salieron estos enfermitos?'". Bricio Bruno, cantante de La Valvular, relata la anécdota con sinceridad y buen humor. Es que desde aquellos primeros recitales en Bobi's al presente con etiqueta nacional pasaron músicos, maratónicas giras por la costa atlántica, caravanas desde plaza Italia a la capital federal, el primer puesto en un concurso de bandas nuevas organizado por Much Music, épocas de vacas gordas y muy flacas, pero su confianza se mantuvo intacta. "La verdad, es como un sueño; después de estar acostumbrados a fabricar nuestras propias ediciones a pulmón, que un día venga alguien y te diga 'despreocupate que yo lo edito, lo distribuyo por todas las disquerías del país y te grabo los próximos dos', te deja sin palabras".

Producido por Alvaro Villagra y grabado en el estudio Del Abasto, "La casa del rock" reúne once canciones directas, con varios estribillos inmediatos y lírica callejera. Un gran trabajo de guitarras, a cargo de Claudio Birene -ex El Ojo del Zar y Siempre Lucrecia-, Cristian Estévez y Marcelo Mazzacane, y bases solventes -Fernando Fasano en el bajo y Sebastián Pasoni tras la batería- marcan la consolidación sonora de La Valvular luego de cuatro álbumes independientes ("Respirando rock and roll" -2004-, "Sangre Valvular" -2006- y "Garage" -doble, 2008-).

- En el disco nuevo hay una presencia de baladas, blues oscuros y medios tiempos inédita para La Valvular, ¿cómo se llegó a la lista definitiva y la decisión de levantar el pie del acelerador?

Tratamos de abrir un poco más el abanico, siempre manteniéndonos en nuestro estilo y sin fusionarlo con ritmos latinos -aunque ahora esté de moda-; las baladas y los blues siempre nos gustaron, pero antes los incluíamos en menor medida. La lista final llegó dejando fluir la espontaneidad, y la decisión acerca del orden la tuvo el productor, Alvaro, en quien confiamos ciegamente.

- "La casa del rock" hace referencia a un lugar real; ¿qué discos no deberían faltar en la repisa?

En realidad hace referencia a tres lugares reales; las "casas del rock" son tres, y en el arte de tapa se pueden apreciar todas, aunque dé la sensación de que todo es parte de la misma... "December's children" (Rolling Stones), "Rubber soul" (Beatles), "Ooh la la" (Faces), "Never mind the bollocks" (Sex Pistols) y "By your side" (Black Crowes) siempre estuvieron ahí.

- Cantás "nosotros somos el rock", y suena como una advertencia. ¿A quiénes se lo estás diciendo?

A todos los que no se rompieron el culo como nosotros, y a todo aquel que no se la juega por lo que le gusta por temor a que lo aplaste este sistema de mierda. ¡Siempre se puede!

- Hablando de rock, ¿la trilogía "sexo, excesos y rock'n'roll" sigue vigente para ustedes?

Sí, pero sin los excesos. Por lo menos, todos estamos haciendo lo posible para no caer en eso... Nos dimos cuenta de que es algo que no sirve para nada, y en todos los ensayos se hace una especie de "terapia de grupo" (risas), para mejorar día a día.

- Tu forma de cantar sigue siendo callejera, pero suena más clara, desde la forma de pronunciar las palabras hasta la cadencia de las melodías. ¿Lo trabajaste especialmente para este disco?

Creo que es algo que trabajo automática y "autodidácticamente", pero no fue en especial para este disco. Lo hago por una cuestión personal, para ir superándome. Siempre traté de mejorar y mi fórmula siempre fue escuchar a los cantantes internacionales que me gustan; ése es mi método y mi profesor. Creo que desde ahí le doy forma a mi personalidad, a partir de mis influencias: eso es lo lindo de ser uno mismo.

Entrevista y textos: Francisco Lagomarsino.

Un hotel con once cuartos


"En el piso", "Mocosa", "Ves la lluvia", "Flor", "Nosotros somos el rock", "Anfetamina", "A escapar", "Charlamos", "Hacha", "Un día distinto" y "Lejos del dolor" son las once canciones de "La casa del rock". Cifra medida para un banda que hace un par de años supo editar lo que definió como "el primer álbum doble del rock platense".

- El disco es considerablemente más corto que los anteriores. ¿Fue una decisión previa a arrancar con el proyecto?

Es cierto, pero nunca lo proyectamos así; en realidad compuse 27 temas y sólo quedaron once. Siempre nos gustó hacer discos tirando a largos, pero los producíamos íntegramente nosotros; en cambio en éste jugamos bajo las pautas del productor y la compañía, y terminamos conformes. Aprendimos que a veces el perfume bueno viene en frasco chico, pero para llegar al bueno es inevitable primero "fumarse" el malo... de lo contrario no sirve. Pareciera que hay que embarrarse para luego apreciar el brillo.

- En el arte del disco advertís que fue hecho "contra la adversidad" ¿Costó mucho concretarlo?

Esa frase me la dijo mi padre un día que estábamos hablando de lo difícil que era tener una banda en este país, bancándose un montón de adversidades que te impone el sistema y viendo cómo se te van cerrando cada vez más los caminos. El me enseñó a no achicarme, y me dijo que nosotros teníamos que seguir tocando "en contra de la adversidad"; lo miré, y fue algo que me quedó grabado. Al poco tiempo, tuvo que enfrentar una operación muy brava, y zafó. Del miedo que tenía decidí inmortalizar su expresión en este disco.

- Por la banda pasaron muchos músicos, ¿es difícil mantener la confianza y la constancia en un proyecto musical independiente?

Claro que es difícil. Es exactamente igual que en todos los ámbitos, somos seres humanos y sería una boludez pensar que los grupos nacen y nunca más se pueden modificar; eso no los hace ni mejores ni peores. Sólo el esfuerzo, las ganas y la buena onda te hacen continuar; con Fer y Claudio grabamos los últimos 3 discos, Seba hace varios años que está en la banda, y hará dos años que decidimos sumar a Cristian y Marce. También los tenemos a Esteban -en la percu- y Seba Gómez -como stage manager-. Hay que ser consciente de que la vida a veces nos lleva para distintos lugares, lo que no quita que sigamos siendo amigos. Lautaro -uno de los fundadores de la banda- hoy en día es abogado y yo le llevé los contratos para asegurarme de que no nos cagaran.

- ¿Qué bandas nacionales o platenses te gustan?

Muchísimas. El rock de Argentina es la tercera potencia mundial, y el platense la primera potencia nacional. Se me hace muy difícil elegir, las primeras que me vienen a la mente podrían ser Riff, Los Rodríguez, Pirañas Lunáticas, Embajada Boliviana...

- ¿Cuáles las canciones de La Valvular que debería escuchar primero alguien que no conoce la banda?

"Soledad", "Ves la lluvia", "Flor", "Hay que apostar" y "En la ciudad"... porque son las primeras que me vinieron a la cabeza.

La Costa cuesta
Tocando cotidianamente y a toda hora, durmiendo poco y pateando mucho, La Valvular recorre desde hace una década las temporadas altass de San Bernardo, Mar de Ajó, Santa Teresita, Villa Gesell, Pinamar, y siguen las firmas. Su cantante admite que "la Costa es un tema aparte: fueron giras muy extensas y a su vez muy sacrificadas, debido a que nunca tuvimos las condiciones necesarias para poder dormir, comer y cog... como la gente. Creo que llegamos a once veranos consecutivos viajando por todas las playas, tocando 2 veces por día, todos los días durante un mes... Una verdadera barbaridad. Pero nos sirvió muchísimo, conocimos gente de todas partes del país, vendimos demitos y remeras por doquier y comimos arroz sin mariscos hasta el hartazgo. Lo mejor y más productivo es la consolidación del grupo humano, pero creo que debe ser algo parecido a hacer la colimba. Espero que este verano nos ampare el destino..."

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