Desde 1989 hasta 1995 funcionó en la ciudad de La Plata un bar que supo ser chancha de paddle y rockería al mismo tiempo. Mientras los vestuarios de los deportistas funcionaban de camarines para los músicos, decenas de pelilargos fanáticos de Axl Rose copaban el lugar, en donde tocaron bandas como Míster América y Barracuda. Arenas Pub demostró que el rock en vivo no sólo puede quedar en manos de bolicheros.
Por Ana Clara Bormida y Carolina Sánchez Iturbe
Pocas veces el rock logró unirse con el deporte. Como si se trataran de dos polos opuestos del mundo, nadie hubiese podido imaginar que en una cancha de paddle podría erigirse uno de los templos del rock que, aún hoy, 16 años después, es recordado entre anécdotas y expresiones de cariño por los músicos que por ahí pasaron. Sin embargo, todo es posible en una ciudad donde los sonidos y el público bien dispuesto abundan.
Sobre calle 7, entre 42 y 43, donde
hoy existe una casa de computación, se erigió Arenas Pub, el bar en el
que, sobre el frente y apoltronados en escenarios improvisados “casi
todos los músicos platenses del momento” tocaron, mientras la cancha de
paddle del local, aún en funcionamiento, se transformaba de camarín para
las bandas. “Con el tiempo, nos dedicamos más a las fiestas del rock
que al paddle. Iba gente a jugar, pero el fuerte del lugar eran los
recitales de rock”, recuerda Claudio Soldi, uno de los dueños del mítico
lugar y actual bajista de Viejos, Sucios y Feos.
“Tocar
en Arenas era como tocar en tu lugar, en el living de tu casa”,
describe Andrés Dupetit, quien cantó sobre el escenario de Arenas con su
banda, Pantera Negra,
en numerosas oportunidades. “Ahora la queja de todas las bandas es que
tenés que pagar para tocar, y éste era un lugar donde podías ganar un
peso. Imaginate que nosotros sacamos un demo gracias a Arenas”, sostiene
dispuesto a remarcar las virtudes del lugar: “Era un lugar muy lindo,
te sentías cómodo. Los dueños no se fijaban demasiado en si la banda
llevaba mucha gente o no. Por eso, tocaron todos ahí”.
Por
las facilidades que otorgaba un lugar comandado por un músico que
entendía de arreglos justos, bandas tan disímiles como Guasones,
Peligrosos Gorriones, Míster América,
Los Hermanos Macana, Pantera Negra, Barracuda, Viejos, Sucios y Feos y
Elefante Violeta se apropiaron de ese lugar que, entre el ’89 y el ’95,
supo dejar un legado en el rock local.
En
una construcción de paredes blancas que contaba con una barra de madera
tallada, algo más de cien personas se encontraban los fines de semana
para escuchar música. Con unos inicios experimentales, en los que el
rock en vivo se desarrollaba solamente los sábados por la madrugada, el
éxito de Arenas y su escenario que mudó de ubicación varias veces fue
tanto que, hacia el final, las bandas llegaron a coparlo sin descanso de
miércoles a domingo. De ese modo, acostumbraba acercarse hasta el local
de calle 7 “un público habitué que, tocara quien tocara, iba; más allá
de los seguidores de cada uno de los músicos”, según recuerda Soldi,
quien inauguró el boliche junto a Héctor Cuevas. Por su parte, el
cantante de Pantera Negra sostiene que el bar no sólo era pintoresco por
su estructura, sino también por quienes lo frecuentaban: “Iban
personajes de pelo largo, era una época muy Axel Rose. Todos querían ser
Axel Rose”.
“Ahora este tipo de
lugares son más empresariales, piensan más en la ganancia. Arenas fue un
tanto romántico porque le daba mucha comodidad a las bandas, tenían
mucha onda. Al ser uno de los dueños músico, es lógico que haya sido
así”, asegura Andrés, quien luego afirma sin vueltas que para el rock
local resulta “malísimo que haya cerrado”.
La
burocracia suele ser un problema y pocas veces los proyectos logran
sobrevivirla. Así, el último día de 1995, EDELAP decidió quitarle el
medidor de electricidad a Arenas, dejándolo sin servicios durante todo
el verano. Es que la empresa de energía juraba que los dueños del local
le adeudaban una factura del ’85 y, luego de iniciarles acciones
legales, tomó la determinación de cortar de raíz. Con una feria judicial
y un juicio encima, la sociedad entró en quiebra y el mítico boliche de
7 entre 42 y 43 cerró. Sin embargo, las hazañas saben de revanchas y la
de esta rockería, según Claudio, aún está pendiente: “Siempre está la
idea de abrir un bar. El deseo se reaviva cuando me encuentro con algún
músico. En cualquier momento, aparecerá un nuevo Arenas en la ciudad”.
Fuente: http://unavalerianaporfavor.blogspot.com/
(siempre es mejor la versión en papel)
Sería bueno que se reúna Pantera Negra aunque solo sea por un concierto. Fueron una de las bandas más populares de La Plata y honestamente me gustaban mucho.
ResponderEliminarMis saludos a sus ex integrantes que los considero buena gente y buenos músicos.
Recuerdo haber tocado en Arenas con Ley sin Orden en 1993. Un lujo.
Gracias por pasar y por el aporte Sergio, saludos!
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