En una entrevista con el diario Diagonales, Jorge Oss comparó su puesto con los cortos con el que ocupa sobre los escenarios, mientras contaba el proceso de pasar de sesionista a proyecto propio. Hoy arranca el año con una presentación en 1911, 12 y 71, a las 21:30.
Vía Diagonales
Me gustaba andar, cantaba Atahualpa Yupanqui. Y Jorge Oss, que por alguna razón dice que le ha dado por volver a escuchar al maestro, ha andado un buen trecho. Pero eso no le bastó sino que alimentó el deseo de tomar un camino donde el mismo dibuje los pasos: por eso, es que este excelente bajista de notable carrera decidió lanzarse como solista. Luego de transitar la escena de la música local e internacional. El nacido en Brandsen comenzó en el 2007 un proyecto solista en el cual fue variando en el tipo de formaciones. Actualmente, su grupo lo tienen a él en bajo, Andrés Martínez en piano, Juan Cruz Martínez en batería y Joaquín Pérez en saxo.
“Este es el primer show que voy a dar en el año con el cuarteto con el que hace dos años que vengo tocando. El año pasado estuve parado, pues toco con Mario Parmisano y estuvimos de gira en Moscú, tocando con la Filarmónica de Kremlin. El año pasado fue raro pero muchas de esas experiencias pude llevarlas al cuarteto. Este va a ser un show, en el que vamos a adelantar un poco de material del disco, que terminamos de grabar y que saldrá en abril o mayo”.
Con su particular mezcla de folclore argentino, jazz, candombe, latin, brasil, soul, funky, blues y hasta rock, el concierto contará con invitados como la platense radicada en Capital Silvia Aramayo, Matías Pérez y Iván Bulecevich.
Oss nos cuenta como fue el proceso de ser músico de sesión a encarar su propio proyecto: “La verdad que fue un proceso que me costó muchos años, sobre todo porque yo estaba dedicado al ‘sesionismo’ y porque las composiciones, a mi entender, no estaban muy maduras. En determinado momento me puse a escribir y arreglar hasta que creí que ya estaba para sacarlo a la calle. Era una vena que me surgía salir a tocar. Y dedicarme a mi proyecto. Fue una evolución. Me gustan el folclore, el jazz, el funk, la música negra… tenía cierto prejuicio, de cómo hacer con todo eso… hasta me hice cargo que las podía aunar en un solo sonido”.
Si bien disfruta mucho como sesionista, asume que ejecutar sus propias composiciones: “Tiene un peso diferente, porque sobre todo en mi caso, son dedicadas a personas, a amigos, a gente en particular. Y el grado de emoción de escuchar tu tema y hacerlo con músicos exquisitos y hacen que la vibra sea diferente”.
Si bien ha compartido escenario con muchísimos músicos, le cuesta destacar a uno: “De todos he ido aprendiendo. Tuve la suerte de poder elegir. Siempre sentí admiración por los músicos con los que toqué. No podría decirte con quien me prendo más fuego: por mi temperamento, soy una persona que se entrega muy de lleno en todos los proyectos. Y he podido retratar tanto el disfrute del momento y lo que he aprendido previamente”.
De todos modos reconoce que Salinas “ha sido el gran maestro que yo tuve y Parmisano una apertura mental muy importante. Seria injusto no mencionar a Celeste Carballo, Marcela Montreal, Néstor Gómez o Gustavo García, que me han influido muchísimo en su música”.
Así como en el fútbol, cuando somos niños todos queremos ser número 10 o 9, con la música lo usual es tocar la guitarra. ¿Por qué el bajo? Oss bromea: “A mi alrededor eran buenos guitarristas y no me quedo otra que agarrar el bajo. Y después le fui encontrando la seducción del ritmo. En el fútbol me gusta el puesto de 5. Y en la música esto se parece. Por momentos tenés más espacios y te da esa oportunidad de escuchar”.
El músico que admira a Jaco Pastorius, asevera que este es un país de bajistas y menciona a Malosetti, Vadalá, Omar Gómez, Daniel Mazza, el Zurdo Herrera. Sin embargo, a la hora de evocar el primer disco que lo conmovió menciona Houses of the holy de Led Zeppelin. ¿Muy distinto al world music que ejecuta hoy? Todo es parte del camino.
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