Variette Tragedy, recordando los Rimenver
Variette Tragedy es un espectáculo café concert protagonizado por los ex Rimenver Víctor Hugo Fernández y Anahí Carnevale, todos los domingos en El Pueblito (diagonal 74 entre 57 y 58). Les dejamos una nota de Diagonales que explica de qué trata el show y entrevista a Víctor Hugo (nombre pesado para la dramaturgia, ¿no?) que cuenta cómo es la tarea de despegarse de la identificación con los personajes de los Rimenver.
Un tal Charlton Heston aseguraba que como “como actor, no he vivido una vida, sino muchas”. Es que la vida, de por sí, no es una sola. Como en el teatro -¿no son la misma cosa al fin?- se trata de comedia y tragedia, de pedazo de espejos que conforman un cuadro poliédrico, múltiple y variado. Así lo entienden los talentosos Víctor Hugo Fernández y Anahí Carnevale, que cada domingo viven varias vidas a través de composiciones notables desde lo textual y lo expresivo. Mirtha Alreves, una desopilante mujer disléxica; Dalmiro, un hombre del altiplano abandonado por su mujer y aferrado religiosamente a los pps en cadenas de mails; un biografía tragicómica de Fridah Kalo; un Mariachi que juega con modismos; un ex luchador de chatch devenido en remisero; una pareja del Bolsón con exceso de luminosidad y espiritualismo. Todo ello forma parte del dantesco universo de Variette Tragedy, espectáculo de café concert que se presenta todos los domingos a las 21.30 en El Pueblito (Diag.74 e/57 y 58). Fernández explica el nombre: “Queríamos que fuera los domingos, por esas estadísticas que señalan que la gente se suicida más en ese día de la semana. Buscamos convertir estos domingos tristes en alegres la final del día al finalizar el espectáculo. Y Tragedy también, por lo de comedia y tragedia, la base del teatro. Decimos que de la comedia nos encargamos nosotros y el espectáculo se llama ‘tragedy’ que es lo que sobra. Y también tiene cierta característica los sketcks de cierto humor… no negro, pero si mantenemos lo patético que tocaban los Rimenver”.
EN EL RECUERDO. Sí, ambos actores provienen del exitoso grupo que durante años llevó esa bizarra familia para el recuerdo por escenarios locales y porteños, con inusual éxito. “El espectáculo surgió después de haber dejado el grupo Rimenver. Era como una cuenta pendiente que teníamos Anahí y yo de hacer unos espectáculos juntos. Antes de Rimenver o cuando se estaban gestando, yo dirigí a Anahí en un monólogo. Y a partir de ahí pegamos afinidad para hacer cosas. También era una cuestión pendiente en lo personal de hacer otros personajes. En mi caso tenía atragantadas un montón de cosas para hacer, pero Rimenver se había convertido en algún momento en una suerte de profesión paralela a la actuación. Y es también la necesidad de hacer una puesta en práctica de todo lo que aprendimos en todos estos años, desde el punto de vista artístico como desde la producción”.
Fernández explica el proceso de reconversión: “Es parte de… no sé si llamar crisis… de afuera se ve como crisis. Es como cualquier grupo que se separa y se hace solista uno. En este caso estamos muy relajados y lo vemos como una cuestión evolutiva. Y lo sentimos realmente así porque son personajes que tienen de fondo toda la profesión que tenemos con el público. También fue un riesgo de mi parte, una animalada… yo dirijo las partes que hace Anahí y las que hago yo mismo. Apuesto mucho a la improvisación, siempre me guío por esta idea de que en el café concert o el varieté, el verdadero director es el público. Y sobre eso vas aprendiendo”.
SOMOS MUCHOS MAS QUE DOS. Fernández se siente muy feliz con poder plasmar nuevas cosas. “Muchas devoluciones a partir del estreno coincidieron en que no vieron ningún rasgo de Rimenver. Y es la satisfacción más grande que me podrían haber dado”.
Además, el actor y director confiesa que “es un desafío personal porque yo siempre le tuve miedo a la actuación. Siempre me gustó más el teatro, la escenografía. Siempre tuve mi parte actoral como temerosa, porque soy muy vergonzoso en lo personal. Fue un doble desafío porque aparte hago de mí mismo. Y dije: o hago terapia o de mi mismo en el show. Y me sentí cómodo. Y con Anahí, muy satisfecho, haciendo cosas que tenía ganas, desde un punto de vista más versátil. Saliendo de los personajes que eran como carnet: nos veían y decían ‘ese es Caíto…’”.
Víctor Hugo Fernández ya no es Caíto, sino que vuelve a ser lo que debe ser un actor: muchos. Los que interpreta hoy y los que vendrán (“vamos a sumar personajes”). Porque la vida, cuando se convierte en un constante remember… perdón, recuerdo, sólo resta cerrarle el telón. Y a decir verdad, morirse es una idea demasiado tonta, sobre todo un día domingo.
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