Mañana tocan Miro y Su Fabulosa Orquesta de Juguete, Mermel y Pipo Mengochea, en el Espacio Benoit, en el corazón del Parque Saavedra (12 y 68), a las 16hs puntual. Les dejamos las reseñas que mandaron de las bandas.
A mediados del 2005, la crisis existencial, sentimental, emocional y económica arrebató a un grupo de jóvenes que rondaban los veinticinco años. Entre ellos se encontraba un frustrado vocalista de una banda de La Plata. Ante la ausencia de nuevas canciones y motivaciones para escribirlas, un curioso grupo de artistas invadió su casa durante algunos meses. Miro, Mister &The Saratoga Band, El gran Pez y otros. Eran meses soeces, donde todo se desmoronaba, donde los huesos crujían ciegos de desasosiego, donde las noches y los días transcurrían como una opaca melodía. Eran meses donde sucedían demasiados sucesos, y la urgencia exigía registrarlo en forma de canción. Los medios eran pobres. Impresentables, directamente. Una computadora con un solo programa de sonido (el austero Sound forge 5.0), un micrófono standard de PC (si, el finito), una guitarra electroacústica con las cuerdas viejas y sin plug, y un mini órgano Casio Tone de tres octavas. Ya dijimos: gobernaba la búsqueda de la analgesia y la urgencia parecía ser uno de sus métodos. Escribir y grabar de un tirón, sin pensarlo y a veces, las dos cosas en simultáneo. Primeras tomas, nada de correcciones, todo superpuesto. Blood on the tracks, honestidad brutal. Ni los artistas mas indies soportarían tanta desidia técnica y hasta El salmón de Calamaro parecía un disco de Pink Floyd en su calidad sonora. Mister y los suyos no podían detenerse. Eso hubiera sido ahogarse. Lo importante era matar el dolor, y a la vez inmortalizarlo. Aunque a nadie le importara. Pero quedan este ejército de canciones desprolijas, profundas, superficiales, sentidas, improvisadas, calculadas, honestas y brutales, maquetas torpes, parodias inteligentes. El juego del fuego. Como dijeron Miro y el Mister en “All I give is pop”: “Mis canciones son esto que son: tres minutos de papel y corazón”.
MERMEL es el nombre que Uriel Fernández le da a una energía impregnada de colores y sonidos, que se expresa libremente a través de quien actúe como canal conector entre su manifiesto universal y la creación divina. No es una persona física o grupo. Se refleja por sí misma y se ve representada en cada ser que la sienta y haga lugar a su expresión. Inquietado por dicha energía, Uriel se sumerge en un ir y venir de armonías sin fronteras, y resonando en compañía de queridos hermanos, encuentra ese vínculo radiante que da lugar al PRIMER MANIFIESTO MERMEL, un álbum conceptual editado recientemente de forma independiente. Producido por Mariano "Manza" Esain, Uriel Fernández y Nahuel Martorelli, se hace a la luz en un vuelo de 13 canciones que pasean por el folk rock psicodélico, cargadas de nuevos aires y texturas frescas. Compuesto por Uriel Fernández, fue grabado y mezclado durante el año 2009 en estudio Vikingo por Mariano Esain y masterizado por Diego Guerrero en Puro Mastering; con Uriel Fernández en voz y guitarras, Nahuel Martorelli en batería, Juan Ravioli en bajo y farfisa, Mariano Esain en órganos, synthes, coros y guitarras, Federico Calleja en sitar, David Fernández en tabla india, Rocío Castro en violines, Demian de los Santos en guitarra y bandurria, Alejandro Gómez en trompeta, trombón, clarinete, corneta y flauta traversa y demás amigos y coloridos instrumentos. Antes de su edición en Argentina, el track “Sol de Iruya”, fue incluido en un compilado editado en el Reino Unido por el sello escocés Skittlebrau Records, que reúne algunas bandas indies de Uruguay, Ecuador, Perú y Argentina. Y ya puede comprarse y escucharse en Internet. http://www.cdbaby.com/cd/
‘Hago canciones de fácil traducción. Trabajo mucho la métrica y el acento. Son canciones sencillas y casi sin variaciones. Busco, a veces, que sean extensas. Estas son algunas características de la llanura. Trato de que ese paisaje aparezca rápido. De ahí lo de PAMP. Son canciones folk americanas. Escucharás colchones rítmicos de Canadá o de Uruguay’.
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