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La Plata, Buenos Aires

sábado, 24 de septiembre de 2011

Se Va el Camello presenta hoy su primer disco oficial, Las luces del alba, en su sexto año de vida. El sexteto integrado por Leandro Berman, Esteban Penovi, Julian Lizardo, Federico Bus, Tomas Rusconi y Manuel Rodriguez tocará en “El Teatro Sala Opera” ( calle 58  entre 10 y 11 ), a las 20 hs. Las entradas se pueden adquirir en Jason Rock (calle 6 entre 48 y 49) y Jason Stone (Plaza Italia).

Las luces del alba fue grabado de manera independiente, con la producción artística de Sebastián Perkal (ganador del Grammy Latino 2010 por mejor ingeniería de grabación, del disco “Distinto” de Diego Torres), en los estudios “Eco” de Villa Elisa. Son catorce nuevos temas entre los que se intercalan las participaciones de Mariano Arjones, tecladista de Kapanga, Victor Bertamoni, guitarrista de Estelares, y Pablo “Bocha” Otero, tecladista de Andando Descalzo. Va una nota de Diagonales y al fondo el video de Pegaba más piola.

Vía Diagonales
"Vamos llegando al mismo lugar de siempre/ nos encontramos siempre con la misma gente”. La recurrencia no siempre implica pálida reiteración. En ciertas ocasiones, genera familiaridad e identificación, aportando ese hálito mágico que distingue al rito de la rutina. Se Va el Camello parece girar sobre ciertos tópicos y terrenos que conoce bien: el barrio, la amistad, las madrugadas intensas, los amaneceres quebrados. Sin embargo, el grupo expide tal energía e intensidad que renueva y resignifica un sonido y un lenguaje que mamó de retoño y con jóvenes pero maduros años comienza apropiar. Muestra cabal de ello es el sorprendente Las luces del alba, flamante disco de rock suburbano y multicolor (ska, cumbia, candombe y diversas influencias se dan la mano), producido con impecable status Hi-Fi y solventado en una avalancha de potenciales hits, poderoso y adhesivos. "Diagonales" se erige como un himno local, "Llamarada blanca" como un delicioso remanso y el tanguero "Bailar sin perder" son algunos de los temas destacados de la ansiada placa.

“El disco se grabó a mediados del año pasado en Ecostudio de Sebastian Perkal, en Villa Elisa, se masterizó en mayo de este año en Mr. Master y la producción artística estuvo a cargo de Sebastian Perkal- comenta Manuel Rodriguez, vocalista-. El Tipo hizo discos grosos, como El Mamut de Masacre, laburó en Honestidad Brutal de Calamaro, o con Decadentes, Cadena Perpetua... y la preproducción -con la ayuda de Marcelo Serena- fue un proceso de cerca de 2 años y medio, se cerro en julio del año pasado en Ecostudio de Villa Elisa también”. Tras el candoroso Mil cumbias y rocanroles, los Camellos se propusieron elevar y solventar la promesa expuesta de sus temprana aparición, cuando promediaban los 14, 15 años. Y eso implicó un verdadero trabajo.

“Esta vez era trabajo -asiente Tomás Rusconi, guitarrista-. La primera vez no había laburo. Era hacer temas y punto, como salían”. Manuel añade: “Y además con Sebastián que tiene una visión externa”. Los chicos explican la experiencia de trabajar con un productor. “Antes para cerrar los temas teníamos que estar todos de acuerdo”, comenta Julian Lizardo. “Lo que faltaba era que como el tipo estaba laburando, tener que cederle su espacio”, agrega Manuel y Tomás remata: “Nosotros también nos conocemos de mucho, somos un círculo cerrado. Y por ahí una visión externa ayudo a clarificar un montón de cosas”.

Pero las diferencias entre una placa y otra exceden al producto y ya se perciben desde la consistencia a al hora de componer. “Es algo más propio, salieron cosas nuestras. Al principio te influencias mucho por lo que tenés alrededor, por lo que escuchaste. Después, con el paso del tiempo, conoces más cosas, escuchas otras. Y aprendés...” expresa leandro. “Lo que tiene es que todo lo que quedó está re pulido. Marca una etapa de cosas que nos fueron pasando y están ahí, es sincero. Tiene mucho tiempo de encima de curtirlo y de tocarlos”, opina Manuel. “Está como más madurado-agrega Esteban Penobi, bajista-. Nosotros antes tocábamos más por instinto que por otra cosa”.

“Quiebra otro día en la razón/ siempre firme pero igual/ llevás la fiebre y el calor/ tu bandera y tu lugar/ de tanta fiesta y rocanrol”, entonan en "Quiebra otro día". Se Va El Camello es una de las bandas más convocantes del under local, con fieles seguidores que podrían convertirse en un potencial condicionamiento a la hora de escoger rumbos. Pero no. “Cuando arrancamos, había dudas sobre el disco. Cómo iba a ser, cuántos  temas de un estilo, cuántos de otros. Pero si ahora pintaron temas de otra forma es porque va ser así”, responde Tomas y Manuel despeja dudas: “El condicionamiento no está porque sabés que los locos siempre reciben bien lo que bajamos, por suerte. Entonces sabes que podemos confiar en los que hacemos, para ir para el lado que la banda va encarando naturalmente. Tener esa seguridad, es parte del proceso de maduración de la banda y va viendo el camino”.

“Con la nostalgia en la voz/ vientos que vuelan la sien/ melancolía feroz”. La misma cadencia entre canyengue y parsimoniosa que la arenosa voz de Manuel tiene para cantar, se traslada a la hora de explicar su lírica, tan rítmica como espontánea y trasnochada. “Cuando lo escribís no le encontrás un sentido. Se lo encontrás después de curtirlo y analizarlo. A mí me  encanta que sea así. Es lo que se hacer, más que eso no puedo hacer… Sale de todo, he leído, ahora estoy más colgado… para mí es arte del lenguaje, lo que uno es lo bajas ahí. No tiene mucha vuelta”.

La lógica de paridad entre los que tocan y los que van a ver se acentúa en este caso, inusual, de músicos que comenzaron en segundo año de la secundaria. “Empezamos muy de pibes, y vivimos un montón de cosas que capaz que se fueron lanzando adelante y nos hicieron tomar decisiones. Estar mucho en la calle, te hace tener otra visión de las cosas”. No casualmente “La calle es el refugio” es uno de los cortes del disco que se puede escuchar virtualmente en www.sevaelcamello.com.ar. “Conocés más gente y eso te lleva a tener mas gente alrededor que puede sumar o ayudar, o escuchar y dar la oportunidad”, acota Tomás.  Si bien al principio era duro pedir fechas en boliches con apenas 15 años, “siempre salimos bien parados. Nunca tuvimos quilombos, no se por qué, nunca nos cagaron. siempre nos encontramos con gente que nos dio manos. Después a los 17, tocando tres veces por mes aprendés a tomarle la mano. Y ahora los 21, 22, ya estamos curtidos, hace 7 que estamos haciendo movidas”.

Los chicos se asumen como una pandilla, si bien “cada uno tiene su historia y sus responsabilidades. Pero en sí, amigos somos de hace diez años y siempre estuvimos juntos. Es como que se suma gente al grupo, pero nosotros no nos movemos. Siempre fuimos para todos lados”.

Cuando no están juntos uno anima fiestas infantiles y estudia ingeniería en sistemas, otro hace remeras y cocina viandas, uno da clases de guitarra y otro estudia cine. “La cosa es que la estamos remando todos”, abrevia Manuel  y Julián Lizardo confiesa que “son todas cosas secundarias para vivir luego de esto”.

Todo el dinero recaudado en shows y discos se reinvierte en la banda y entre risas asumen: “Perdemos plata”.

A la hora de salir a ver bandas, la lista incluye “Malhù, Argonauticks, Cumparsita, donde tocan un par de los pibes… vamos a ver gente con la que está todo bien…”. La discografía común no sorprende si uno ha escuchado su material pero sí cuando recuerda que sus edades oscilan entre los 21 y 22 años. Sumo, Los Piojos, Divididos, Las Pelotas. “El rock de los noventa” define Tomás y le echa involuntariamente los años encima al cronista. Pero en las preferencia, con más entusiasmo que vanidad, hay un disco que sobresale: “El nuestro, no nos cansamos de escucharlo. Lo escuchamos una banda, estamos re contentos. No lo podemos creer como suena”. Nada de hacerlo desde una perspectiva crítica y meticulosa: “No, nos ponemos a cantar todos, a agitar. ¡Somos nuestras groupies!”, dice entre risas Manuel y luego revela: “Es que nos consto mucho y estamos re conforme. Somos los que más les gusta nuestra banda”.

Con un crecimiento evidente (fueron una de las bandas locales principales en el aniversario de La Plata, el año pasado; y regresaron al creciente festejo de cada 25 de Mayo en Ciudad Oculta), el plan a seguir  presentar el disco el 24 de septiembre a las 20 en  El Teatro Sala Opera (58 e/ 10 y 11). “Es cerrar un poco todo, parir el disco de una buena vez, una lista larga. Va  haber un par de invitados, va haber proyecciones, una lista larga, todo el disco mas los temas viejos”. Y luego, “la idea es tocarlo en Capital e ir a la costa. Sacarlo a pasear…”

“Este es el arranque…”, concluye -o empieza- Manuel y los camellos regresan al barrio, y la amistad y las madrugadas intensas y los amaneceres quebrados, con el lazo de lo sagrado y el  ardiente espíritu de lo nuevo. Que el mismo y la misma gente cambian todo el tiempo, cada día, con las luces del alba.

1) BANDA FAVORITA
a) Beatles
b) Rolling Stones
c) Nirvana
2) UNA CANCIÓN DEBE TENER
a) distorsión
b) bellas melodía
c) sangre
3) ROCK...
a) barrial
b) rioplatense
c) rock
4) UNA DÉCADA
a) '70
b) '80
c) '90
5) EN LA PLATA
a) Virus
b) Los Redondos
c) Peligrosos Gorriones
6) ESCRITOR FAVORITO
a) Borges
b) Cortázar
c) Saccomanno

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