Vía Diagonales
"El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa", aseveraba Nietzsche y pareciera que Luciana Faistman lo padece: le importunan las muñecas Barbie, los pasitos de los boliches o infinitas nimiedades que hacen a eso que llamamos cotidianeidad. Parece que padece.
Porque en parte es un personaje de sí misma: el humor difícilmente nazca de la complacencia. Así que la joven comediante (con participación en Cosa de Minas, Club de humoristas y ¿Stand listos?) anda por ahí, atenta a cada detalle en pos de una línea o un chiste más para sus monólogos. Buena muestra de ello será el espectáculo que este jueves dará junto a Juan Barraza en Shapo (49 entre 6 y 7), a las 21, en el marco del ciclo El Club de la Comedia.
"Es una movida que armaron con comediantes que están laburando en Capital: jueves, viernes y sábados con shows rotativos con distintos elencos –introduce Faistman–. Básicamente es puro stand up. Una hora diez de monólogos: no hay personaje, no hay sketchs, simplemente stand up."
¿No hay personaje? "Hay un personaje escénico –explica– que en algunos casos, siempre es tomando cosas de la realidad. Pero exacerbado. Quizá algunos comediantes son más, y tal vez otros como Juan y como yo no son tanto. Por supuesto hay un personaje y es ese lugar desde el cual uno escribe y se para frente al público. Quizá algunos tiene una actitud más introspectiva y otro más tímidos, otros con más exabruptos. Pero no hay personaje en el sentido de llevar una peluca."
Sin peluca pero con su propio personaje habitándola, Faistman lo transita todo desde un mirada casi "sociológica. Estamos permanentemente atentos a lo que está pasando. Si bien el stand up tiene distintos estilos. Pero como es incipiente en Argentina, se juega con la identificación: es el fuerte de todos lo que hacemos stand up en Argentina.
Puede haber alguno que apunte a lo político o al absurdo. El fuerte es lo cotidiano y estamos alertas a lo que pasa en el bondi, en el subte, en la calle, si el mozo te atiende. No podés zafar: estás pensando permanentemente en el chiste llevamos libretitas anotando cosas que después funcionan o no. En fin, todo el tiempo ‘trabajando’ (risas)."
Por eso, si bien Luciana sube solita al escenario, posee algunos involuntarios colaboradores: "Cuando salgo con mis amigas, si alguna tiró una premisa o una situación graciosa, la incorporo." Pero por supuesto y como decía un escritor, la más difícil de las poses es ser natural. Por ende, "la idea es que tiene que dar espontáneo. Eso es lo más difícil de generar, porque en definitiva es un guión, con sus pies y sus remates: si queda muy estructurado, no funciona."
Para ello es necesario –excediendo al texto– constituir una voz, una identidad y en términos musicales, una cadencia: "Sin dudas hay una musicalidad en el decir. Es la personalidad para mí lo que pega, por sobre el texto. Todos los comediantes son distintos y cada uno descubre su forma de decir." Así es que menciona a su compañero Luciano Melleras –quien pose una suerte de cántico indolente cuando narra sus divertidas miserias cotidianas– o yendo más lejos, al swing electrizante de su mayor referente: Chris Rock.
Como en cualquier rubro, el sencillo y natural hecho de ser mujer podría ser un condicionante. No es el caso de Luciana, al menos en sus tópicos: "Tengo un material femenino y te tocan indefectiblemente, algunas cosas sí, pero trato de salirme de la temática con material de todo tipo. Por ejemplo, Dalia Gutman hace un material muy femenino y es súper válido y genial. Pero me parece que si todos vamos por lo mismo, no salimos del marco. El humor de género prende mucho: a la mujer le gusta reírse de sí misma y a los tipos le gusta que las mujeres se bardeen."
Este jueves, entonces, Luciana Faistman y Juan Barraza, riéndose de ellos y de todos. Está bien: sino el mundo sería realmente terrible.
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