Patricio Cermele es licenciado en comunicación, graduado en la UNLP. Como periodista ejerce el oficio en medios gráficos, radiales y digitales; y colabora, con ensayos, crónicas y reseñas, en diversas publicaciones y revistas. Escrito entre 2005 y 2006 como tesis final de su carrera en la Facultad de Periodismo de La Plata, “Yo no me caí del cielo…” es su primer libro. Acá el prólogo:
Crítica de la razón ricotera, por Sergio Pujol
Este parece ser, en la mayoría de la tesis y artículos periodísticos consagrados al fenómeno de Los Redondos, el gran tema a desentrañar: ¿cómo fue que una banda de rock casi secreta e intelectual, insospechada de toda gestualidad populista, devino en actuación de masas? ¿En qué punto de la historia argentina reciente se produjo ese salto sociocultural, sin que el mismo significara, más allá de leves modulaciones artísticas, un viraje concesivo? Pues bien, Patricio Cermele decidió evitar esa línea de investigación. Tomó distancia tanto de la sociología del público como del ensayo político a la manera “Los Redondos criticaron solapadamente el neoliberalismo”. No por alardear desinterés por la masividad del rock post-Malvinas es que Patricio prefirió indagar por otro lado. Sencillamente, sus preguntas fueron otras. La densidad del fenómeno “Redondos” habilitaba este desvío. Y a partir de su tesis sobre las estrategias mediáticas de la banda – ese eterno conflicto con el periodismo, que como bien nos muestra el autor nunca llegó al silencio total -, Patricio leyó y releyó varias cosas para entender un poco más.
Por empezar, se metió a fondo en el legendario libro de Theodore Roszak sobre la contracultura. Hizo otro tanto con Guy Debord y el situacionismo francés, así como con los rastros- Greil Marcus dixit – del dadaísmo y el surrealismo, para ponerlos en sincronía con el mundo alucinado del rock. Luego subrayó con precisión teórica las diferencias entre la crítica de razón dialéctica del marxismo y lo que podríamos llamar la crítica de la razón contracultural del mundo ricotero, encontrando allí una notable similitud (tal vez influencia) entre el programa de la banda y el pensamiento de Michel Foucault, tantas veces replicado. En otras palabras, Patricio trató de definir - y en gran medida lo logró - qué cosa es “cultura rock” para Solari; y cómo hizo, a fuerza de autogestión, hedonismo anarquizante y mucha música y poesía, para seguir encarnando, como ídolo/anti-ídolo, el espíritu indómito de la música joven.
Escrito con fluidez y profundidad y estructurado a partir de un índice impecable en su barrido de temas concatenados, Yo no me caí del cielo… es el libro sobre Los Redondos que muchos queríamos leer. No para sumarnos al festín semiótico que desatan las canciones más enigmáticas de la historia argentina ni para engrosar la enciclopedia maniática de los fans. Para eso abundan los links y los fanzines. El propósito de Patricio, en cambio, fue explorar el núcleo duro del ideario ricotero, sus fundamentos estéticos y políticos. En suma: la lógica que anida detrás del “sinsentido” de la expresión rockera por antonomasia. Optó entonces por situar a la banda en el trazado de su propia genealogía, sin patria ni gurú, a contratiempo de la hegemonía tecnocrática. En fin, poner a los Redondos en su propio contexto intelectual, como haría un historiador; o contar su historia de adelante hacia atrás, como hubiera hecho aquel alemán del siglo XIX llamado Friederich Nietzsche.
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